Desde el 1° de enero de este año y hasta diciembre de 2023, la exportación de siete cortes de carne vacuna, entre ellos el asado, estará prohibida en Argentina. Los cortes afectados son los “preferidos” frescos, enfriados o congelados como asado con o sin hueso; falda; matambre; tapa de asado; nalga; paleta y vacío. También se agregan a la lista otros cortes como medias reses; cuarto delantero con hueso: cuarto trasero con hueso; medias reses incompletas con hueso; y cuartos delanteros incompletos con hueso.
Consultado por El Observador, Roberto Vázquez Platero, consultor y expresidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC), respondió que si bien se espera un impacto, no será algo “que nos cambie la vida”.
“Esto nos abre algunas posibilidades de exportación porque en la medida en que Argentina no está en el mercado chino Uruguay puede aprovechar, pero no nos cambia la vida radicalmente. No nos va a afectar mucho más de lo que nos han afectado las otras veces que Argentina ha prohibido sus exportaciones”, sostuvo.
Mientras tanto, para Ricardo Reilly, representante de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) en el INAC consideró que “es insólito que en el momento que está atravesando el mercado de la carne a nivel internacional Argentina vuelva a aplicar una
medida equivocada desde todo punto de vista”.
La medida procura frenar la subida de precios en el mercado interno, pero “ya se está viendo el efecto contrario”, dijo, y eso se explica porque “las restricciones de exportaciones terminan limitando la inversión y llevan a una reducción de producción, por lo que se da una escasez de productos y los precios terminan aumentando”.
El gobierno argentino tomó esta medida con el objetivo de reservar estos cortes de carne bovina para el mercado local, contribuir a generar un equilibrio entre el mercado argentino y la exportación de productos cárnicos” y fomentar “el agregado de valor” de la cadena en el mercado interno.
La carne que se destine al mercado interno deberá salir de los frigoríficos en unidades de hasta 23 kilos y los plazos establecidos para cumplir con el requisito son de hasta seis meses.
Para Vázquez Platero, esta restricción del gobierno argentino impactará poco en el comportamiento que tengan los valores en el mercado internacional, donde Uruguay debe preocuparse por competidores más fuertes como Brasil, Australia y Estados Unidos, aseguró.
“Argentina hace mucho tiempo que ha tenido políticas fenomenalmente contrarias al crecimiento y a la exportación del sector agropecuario y siguen en eso todavía”, el consultor definió al vecino país como “un jugador de mediana a poca importancia (en el mercado cárnico) en los últimos 10 años”.
Según el ex dirigente de INAC, los productores deben estar atentos a cuestiones más de largo plazo en el mercado cárnico, como por ejemplo qué sucederá con la demanda de carnes sustentables y cómo pueden explotar ese nicho de mercado.
Por su parte Reilly explicó que la formación de precios en el mercado internacional es multicausal. Aseguró que no se prevén grandes cambios en la formación de precios a corto plazo, ya que el mercado se ha ido adecuando a esta situación.
“En un mercado de la carne que está muy dinámico, todos los movimientos que implican restricciones tienen un impacto. Sin lugar a duda la desaparición de cualquier actor, aunque sea de forma parcial, genera un impacto positivo para el resto de los exportadores. Lo de Argentina en términos de un partido de tenis son errores no forzados, es decir, nadie lo está
forzando a cometer ese error, pero se está autoexcluyendo de su propio partido”, destacó el representante de la ARU.
En base a
https://www.elobservador.com.uy/nota/que-efectos-puede-tener-en-uruguay-que-argentina-no-exporte-asado-por-dos-anos-202217213546